Rompiendo la cadena del machismo

Ante el proximo 8 de Marzo, Día de la Mujer, EQUO Córdoba piensa realizar una serie de actos publicos, así como sacar articulos de opinión en prensa. En nuestro blog os ofrecemos un articulo de una amiga sobre un aspecto fundamental para la igualdad, la educación en roles y qué podemos hacer para no perpetuar estereotipos.

«En el marco del día internacional de la mujer es inevitable pensar en los avances logrados en materia de igualdad. Y sobre todo es imprescindible recordar aquellos objetivos que aún tenemos que alcanzar. En esta línea no puede quedar a un lado el problema social de la violencia contra la mujer, el mayor ejemplo de desigualdad. Su análisis es complejo y no es el objeto de este artículo, pero una de las causas fundamentales se relaciona directamente con la educación diferenciada de hombres y mujeres.

En la actualidad se observa un porcentaje de casos significativo en el que chicas adolescentes y jóvenes son víctimas de esta violencia, cuando lo que cabría esperar es que las nuevas generaciones se vean protegidas ante esta lacra social. Pueden surgir varias preguntas al respecto. Por un lado ¿qué estamos haciendo mal? Y por otro ¿estamos tan cerca de la igualdad cómo creemos?

Desde el nacimiento, niños y niñas son tratados de forma diferente. Las bebés son vestidas de rosa y los bebés de azul, a los niños se les regala balones o coches y a las niñas muñecas o “cocinitas”. Ya desde este momento estamos educando a las siguientes generaciones para que la mujer desarrolle el rol reproductivo y el hombre el rol productivo, que la mujer aprenda a someterse y el hombre a dominar. Ya estamos estableciendo las diferencias que discriminan a unas y otros según el contexto o las circunstancias.

Las madres y mujeres somos las primeras en ejercer el rol de educadoras transmitiendo valores tradicionalmente femeninos a las hijas y masculinos a los hijos. Por este camino sembramos para que las situaciones de desigualdad en perjuicio de las mujeres se mantengan, encontrándonos en la actualidad con una gran paradoja: se defiende el valor de la igualdad, pero no se enseña a vivir en igualdad y no se educa en los hogares en igualdad.

En un estudio* realizado con menores de entre 13 y 18 años en los centros escolares, se puso de manifiesto que el principal factor de riesgo en violencia de género es el machismo, es decir, la actitud de prepotencia de los hombres con respecto a las mujeres. Dicho machismo se concreta en seis cuestiones: justificar la violencia de género; justificar el sexismo y la violencia como forma de resolver los problemas; haber escuchado a adultos consejos sobre la conveniencia de utilizar la violencia; consejos sobre la conveniencia de que el hombre sea superior a la mujer en la pareja; y no haber escuchado consejos alternativos a la violencia o a favor de la igualdad.

Estos seis indicadores se relacionan directamente con el entorno; se aprende de lo que se ve en el día a día, empezando por el entorno familiar. Por ejemplo, en una familia el padre que trabaja fuera de casa, cuando llega descansa dedicando su tiempo libre al ocio; en cambio, la madre que también trabaja fuera de casa, cuando llega es ella quien realiza las tareas domésticas. Esta situación es desigual y los hijos e hijas no son ajenas al papel de cada progenitor, con tendencia a identificarse e imitar a aquél del mismo sexo.

Puesto que aún recae en las mujeres la mayor carga educativa con respecto a los hijos e hijas, somos nosotras las que debemos iniciar el cambio para romper esta dinámica. Debemos defender un modelo de amor y de relación de pareja en igualdad, donde el respeto, la confianza y la libertad personal sean los cimientos de las relaciones entre hombres y mujeres. Hemos avanzado mucho, pero no se ha terminado el recorrido. Como  mujeres debemos conocer este problema y luchar contra él desde la educación de las nuevas generaciones en igualdad y respeto. Y debemos hacerlo incluyendo a nuestros hijos y a los hombres de nuestra vida, para que sean conscientes de aquello que no disfrutan por el hecho de cumplir con el rol tradicional masculino.

María López Gozalo, Psicóloga experta en intervención con menores víctimas de violencia.

*Estudio sobre Igualdad y Prevención de la violencia de género en la adolescencia dirigido por la catedrática de Psicología de la Educación Mª José Díaz-Aguado Jalón (año 2011)»

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