El voto de la ciudadanía, el voto de la legalidad.

Por Rosa Colmenarejo Fernández.

Si reconocemos la existencia de lo que los medios llaman «el voto parcelista», un voto que parece defender hacer las cosas en función únicamente de su propio interés, hemos de reconocer, otorgándole autoridad y voz al voto de aquella ciudadanía que cree y cumple con el estado de derecho.

El voto de la ciudadanía, el voto de la legalidad en su amplia pluralidad ideológica, es quien realmente merece atención. Es esta mayoría quien hace ciudad, quien contribuye activamente a su construcción y progreso, con su trabajo, el pago regular de sus impuestos y el cumplimiento de las normas.

A propósito de esto, ha sido agradable encontrar el resumen que ofreció el domingo Umberto Eco en Público. Se trata del diálogo «Critón» de Platón: «Sócrates ha sido condenado a muerte (injustamente, nosotros lo sabemos, él lo sabía) y está en la cárcel esperando la copa de cicuta. Lo visita su discípulo Critón, que le dice que todo está preparado para su fuga, y utiliza todos los argumentos posibles para convencerlo de que tiene el derecho y el deber de escapar de una muerte injusta. Pero Sócrates responde recordando a Critón cuál debe ser la postura de un hombre de bien ante la majestuosidad de las leyes de la Ciudad. Al aceptar vivir en Atenas y disfrutar de todos los derechos de un ciudadano, Sócrates reconoce la bondad de aquellas leyes, y si se atreviese a negarlas sólo porque en un determinado momento estas actúan en su contra, repudiándolas contribuiría a deslegitimarlas y, por consiguiente, a destruirlas.»

Efectivamente no parece muy razonable beneficiarse de la ley mientras actúa a nuestro favor y rechazarla cuando decide algo que no nos gusta. Con las leyes se ha cerrado un pacto y ese pacto no se puede romper a nuestro antojo. El mensaje es duro y rotundo, como una roca, como apunta Eco; ¿Cómo pretende alguien ser presidente de un club al que le debe la totalidad de las cuotas? o ¿Cómo pretende alguien gestionar una organización a la que no respeta, pues no respeta sus normas, ni sus sanciones?

Ecolo Córdoba quiere trabajar por la ciudadanía que sí cumple con la ciudad, el voto útil es el voto de la legalidad, el voto de quienes no cruzan un semáforo en rojo, pagan impuestos, pagan las multas, recogen las cacas de sus mascotas, no invaden las aceras o los pasos de cebra con sus vehículos, ceden el paso, dicen buenos días en la frutería y no construyen sus casas o sus grandes naves industriales en zonas no urbanizadas o protegidas como bienes de interés común. En Córdoba, sin duda, somos mayoría.

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